LA REPRODUCCIÓN ARTIFICIAL DEL SER HUMANO
Estas reflexiones intentan comprender la complejidad en que se sitúan el vientre de alquiler, llamado también gestación por sustitución, y la procreación asistida dentro del paradigma e del funcionamiento del sistema tecno-científico.
Las tecnologías de reproducción escinden el proceso de la concepción y del embarazo, aíslan las funciones haciéndolas separables. La fecundación in vitro permite la realización afuera del cuerpo de una parte de ese proceso continuo que ha sido fragmentado. La dimensión de exclusividad femenina llega al máximo grado de sumisión, expropiación y resignificación.
Las mujeres son también la materia prima para la industria de las células madres, porque esta necesita una enorme cantidad de embriones, tejidos fetales, sangre de los cordones umbilicales, fetos y ovocitos. Los óvulos para la investigación con células madres vienen de la estimulación ovárica de la procreación asistida, y los embriones de los producidos en exceso, no implantados en mujeres y luego crioconservados.
Las investigaciones sobre células madres se basan en la capacidad generativa de las mujeres, de que traen no solo provechos, sino también materiales. El ex-traer materiales humano en la escisión del proceso generativo lleva consigo consecuencias que llegan más allá del puro provecho económico.
Los laboratorios de investigación hablan de gestión del material biológico en exceso. Pero no se trata de esto, no es simple material en exceso. Se produce expresamente para satisfacer las exigencias de las investigaciones y sobre todo en esta expropiación está en juego el sentido de ser humano. Un proceso de producción encarnada. Es precisamente en los cuerpos que se inscriben los dispositivos de poder: cuerpos materiales y cuerpos sexuados. No es casual por parte del sistema la re significación y la cancelación de la dimensión de la procreación y la cancelación del sujeto mujer.
El capitalismo en su avance ha extendido los territorios que acaparar y explotar, haciendo mercancía de cada ser vivo y mercantilizando los mismos elementos vitales, que se vuelven meros “recursos” adquiriendo un valor económico por lo que producen de explotable. El valor por sí ha sido destruido. Es así que un rio no tiene valor en cuanto parte integrante de un ecosistema y un bosque no se percibe ya como una densa red de interrelaciones vitales, sino rio y bosque son considerados y hechos recursos que depredar. Es así que las semillas terminator de Monsanto son modificados genéticamente para ser estériles. Es así que nos hacemos bombardear por hormonas para producir un exceso de óvulos para luego venderlos. De la manipulación de las semillas vegetales llegamos a la manipulación de los seres humanos.
En la era tecnológica, el nuevo camino de expansión consiste en el destruir los benes comunes o naturales con el fin de privar de esos las poblaciones. Luego, no queda más que sintetizarlos- a través de la tecnología- y venderlos en forma de subrogados. Destruyendo los ecosistemas y las condiciones de vida, el sistema tecnoindustrial sumite a los seres humanos a un envenenamiento continuo, que compromete su capacidad de reproducirse: sus devastaciones abren asì nuevos mercados[1].
Las tecnociéncias cruzan los cuerpos, pero no es un cruzar metafórico y sin dolor, no es una representación abstracta, sino una cuestión concreta y política.
Los desarrollos de los procesos tecnológicos que manipulan lo vivo nos ponen en un plan diferente, más profundo: ya no se trata solo de mercantilización, de explotación, de gestión y control. Aunque todos estos planos no desaparezcan, nos encontramos también delante a una omnipresencia tecnológica total, que penetra en las dimensiones vitales, que mientras modifica lo vivo y la materia- como pasa en las modificaciones genéticas y nanotecnológicas- transforma y crea también una nueva realidad, una nueva percepción de nosotras mismas, de nuestro ser y estar en el mundo y del mundo a nuestro alrededor. Específicamente, la reproducción artificial es la resignificación y la consiguiente metamorfosis de la maternidad, de la procreación y un paso hacia la metamorfosis del ser humano y de todo lo vivo. Un paso hacia ese proceso de homologación y domesticación, en ese proceso que esta artificializando el mundo: si lo vivo se vuelve otra cosa, sea después de procesos de ingenierizacion, sea en la percepción que tenemos de él, lo vivo será totalmente incorporado por el sistema y modificable según las exigencias del mismo sistema.
En el nombre de la libertad se esconden abominaciones, en el nombre de la libertad de disponer del propio cuerpo y en el nombre de la autodeterminación hacemos nuestras las lógicas de este sistema tecnoindustrial. La mercantilización de la capacidad reproductiva de la mujer, la compra-venta de una niña, el hacernos emprendedoras de nosotras mismas, se colocan perfectamente dentro de las lógicas neoliberales de este sistema en que todo es mercancía, todo se puede cuantificar y someter al criterio de lo útil, todo está en venta, todo es un engranaje en una mega máquina que tritura los cuerpos y el mundo entero.
Esta izquierda cyber-liberal altera la lucha por la libertad individual con la apología de la libertad mercantil. Confunde igualdad política con el hacer biológicamente uniformes los individuos. Sueña con un eugenismo liberal, la abolición del cuerpo y el útero artificial. Imagina una posthumanidad a través de la re-creación tecnológica de la especie humana. Bajo la máscara de la trasgresión y de la rebelión: la adhesión entusiasta al tecnocapitalismo[2].
La sociedad patriarcal ha siempre explotado la capacidad de reproducción de las mujeres. Es en los que no tienen el poder de llevar en su regazo una hija, pero que desean tener una para sí, que anida esta explotación del cuerpo femenino.
No nos dejemos desviar por la retórica del altruismo. No puede existir una «gestación por sustitución ética»: si se legalizará y se generalizará se volverá inevitablemente comercial, es bastante pensar en los reembolsos de gastos para la madre que ha alquilado el útero. Así como tenemos consumidores éticos y el mercado ético, tendremos también al préstamo ético del útero, donde la mujer gestante ya no será solo una mujer ucrania pobre y explotada, sino a lo mejor una mujer occidental «tratada bien»; así se callan las conciencias, pero en la sustancia no cambia nada.
También para la «gestación por sustitución gratuita» hará un contrato y una reglamentación, y aunque haya una cláusula que permita a la mujer gestante elegir si tener la niña o interrumpir el embarazo, como podemos ser tan ingenuas y pensar que detrás de la que llaman elección en realidad no se esconda una situación de necesidad? Como podemos no pensar que de dichos contratos y reglamentaciones no se llegue a una degeneración y a una situación coercitiva?
En los pleitos que llegan a los tribunales donde la mujer que ha alquilado el útero no quiere entregar su hija a la pareja comitente, para el supremo interés de la persona menor de edad siempre se da la razón a la pareja de comitentes, o sea a quien tiene el poder económico, y no a la mujer madre de esa hija.
Una mujer, en una situación extrema de pobreza, situación que se usa demasiado para justificar lo injustificable, además de poder plantar patatas toda la vida, casarse con un viejo rico occidental y alquilar el útero tiene también otro camino: lo del orgullo y la dignidad de si misma y de la no aceptación.
Se podrían objetar que afirmaciones como estas lleguen de mujeres que se encuentran en una posición «privilegiada». Es verdad, pero en lo profundo de la cuestión está el considerar o no como aceptables determinada prácticas. Simplemente, sin demasiadas palabras, si estamos en contra de la mercantilización y la explotación de todos los seres vivos, no tiene sentido llegar a justificar algunas expresiones y manifestaciones de dicha explotación y hasta a quererlas reglamentar. Simplemente no tienen que existir.
Las nocividades no se pueden reglamentar porque eso equivaldría a difundirle y hacerlas universales; reglamentar significa que ya hubo el desastre; el desastre ya se encuentra en la emisión, el desarrollo y la difusión de algunas prácticas. Como nos enseñan los desarrollos de las tecnociéncias, los efectos colaterales suceden normalmente y se vuelven la normalidad con que convivir, así como es normalidad regatear los límites de la contaminación.
Ninguna reglamentación es aceptable porque la misma práctica es inaceptable. Hay que situar la línea del discurso antes de debatir sobre una posible reglamentación, asì como no es posible reglamentar el nuclear, los organismos modificados genéticamente, la vivisección, porque, aguas arriba, pensamos que todo eso sea inaceptable. Existe una dimensión indisponible: los cuerpos son indisponibles, lo vivo es indisponible, la dimensión de la procreación es indisponible.
Como estas tecnologías controlan procesos vitales enteros, por su misma constitución, no es posible su cogestión, ni desde abajo ni desde arriba. Permitir que estos procesos acadan, bajo cualquier forma, equivale a hacer posible el siempre mas total despojo de nuestros cuerpos, privados de cualquier gestión por nuestra parte que no pase por la máquina medicalizante.
Existen clínicas con enormes bancos de óvulos de vendedoras seleccionadas por sus características.
España es uno de los países con una postura liberal que prevén explícitamente una retribución para la venta de los óvulos. Clínicas de otros países venden los óvulos a través de clínicas españolas y organizan paquetes de viajes donde la parte del proceso que no es legal en su propio país la hacen en España en una de las trescientos clínicas situadas acerca de la costa y de sitios turísticos y aeropuertos.
Es bastante escuchar las entrevistas a algunas mujeres que alquilan el útero en la Biotexcom a Kiev para enterarnos que para estas mujeres es mejor si los óvulos previenen de otras mujeres, con el fin de intentar alejarse psicológicamente de la niña que nacerá, para intentar no sentirla como propia: «nosotras tenemos que prepararnos psicológicamente a no sentir amor materno, […] sé que cuando los veré no me parecerán, tendrán los rasgos de dos personas no conocidas y por eso no podré echarlos de menos», explica una mujer embarazada de dos hijos que vienen de los óvulos de otra mujer.
Si los óvulos provienen de otra mujer, se efectúa la fecundación in vitro, que presupone el diagnóstico genético preimplantacional (DGP). Antes de implantar los embriones en el útero de la futura madre que ha recurrido a la procreación asistida o a la madre que ha alquilado el útero, se hacen pruebas genéticas a una decena de embriones, para determinar los posibles rasgos y las predisposiciones a desarrollar unas cuantas patologías, col fin de seleccionar «los mejores». En la elección de estas características permanece silenciada una cuestión: ¿por cuánto tiempo se admitirán «desechos»? ¿Quien define las características «mejores», performantes? Lo que se considerará anormal, desviante, no productivo, no funcional a este sistema simplemente será eliminado en su origen. La eugenética es imprescindible de las tecnologías de reproducción artificial.
Come pensamos que podemos permanecer sujetos activos en grado de gestionar o controlar el proceso total? La libertad de elegir la propia hija será solo la de elegirla en un catálogo. Una libertad de consumidora, reducida a la elección entre modelos preseleccionados.
La fecundación in vitro y el DGP tiene todas las características para difundirse. El desarrollo de la genómica, para el análisis del ADN y una interpretación de sus variaciones cada vez más precisa, es hoy en día crucial en todos los ámbitos de la medicina. Una medicina que se hace cada vez mas genómica, personalizada y preventiva. No hacen falta inversiones específicas, es el sector de la genómica entero que se está desarrollando en esta dirección. También para la fecundación in vitro y el DGP, como para todas la demás tecnologías, al fin de promover y crear su aceptación, se hace presión sobre los problemas de salud, específicamente los concernientes la fertilidad o las patologías genéticas de la niña que nacerá. Pero el análisis de los datos sobre quien hace efectivamente recurso a la procreación asistida demuestra que cada vez más parejas fértiles y sin problemas de patologías genéticas eligen la fecundación in vitro con el solo fin de recurrir al diagnóstico genético pre-implantacional junto con la posibilidad, por ejemplo, de seleccionar algunas características físicas como el sexo o el color de los ojos.
Esto es los que está pasando en los EEUU, pero es una tendencia significativa de la dirección que está tomando esta práctica.
Se creerá y alimentará el deseo de dar a la hija que nacerá una heredad genética mejor de la que podrían fornir los mismos gametos.
Con la nueva tecnología de ingeniería genética CRISPR/CAS 9 es posible practicar la corrección del genoma- el editing del genoma- de una manera más económica, rápida y precisa. Esta tecnología se está desarrollando para la modificación de vegetales, de animales de cría y de laboratorio, para las terapias génicas, con una atención particular hacia su uso potencial para crear modificaciones en la linea germinal humana. Los experimentos se efectúan con embriones descartados de las clínicas de fecundación asistida.
Todo lo que hace falta para la selección humana existe ya o está en fase de perfeccionamiento ulterior o en fase de investigación: la extracción de los óvulos, poder fecundarlos y trasplantarlos, la crioconservación de los embriones, los softwares para analizar y comparar los resultado de la secuencia genética y las investigaciones con células madres para transformarlas en gametos. Actualmente todavía no se efectúan manipulaciones genéticas durante la fase del diagnostico pre-implantacional, pero la idea de la fabricación de la «niña perfecta» subtiende el mito del hombre perfecto, del hombre potenciado del transumanismo.
Por el cuerpo de las mujeres pasará una experimentación biotecnológica con consecuencias para las generaciones futuras. Las manipulaciones genéticas, así como las modificaciones de la linea germinal, llevan consigo consecuencias irreversibles. A lo mejor se piensa que no llegaremos nunca tan lejos, que las manipulaciones genéticas no irán más allá de las monoculturas agrícolas. Pero si será posible hacerlo técnicamente, se hará y no existe una nube ética que pueda impedirlo. Y aunque no será posible hacerlo técnicamente, en el mientras tendremos interiorizada una idea precisa de lo vivo, algo imperfecto que modificar y mejorar. Tendremos interiorizada la apología de la tecnología y del poder «sin límites» de la ciencia, concebida como medio para satisfacer nuestros deseos, específicamente lo de maternidad y paternidad, pero también los deseos de omnipotencia y, de forma no muy escondida, de inmortalidad. Que redescubramos el sentido del límite: el límite no es un tabú. Es más una evidencia, una necesidad, a veces, una oportunidad. Y entonces aparece una idea de libertad no como ausencia de límites, sino como acción, elección, conciencia y responsabilidad.
No será un dictador visionario a imponer el eugenismo, sino progresistas demócratas, que están ya abriendo el camino hacia una eugenética liberal. Una vez que la procreación asistida se extenderá a todas y todos, entraremos en un circuito en que, en nombre de la libertad de elección, se creerá un contexto en que no se podrá hacer de otra forma. La procreación asistida no tiene nada que ver con las practicas auto-organizadas de mujeres lesbianas deseosas de tener una hija que eligen recurrir al esperma de un solidario, sino se sitúa y se actúa dentro de un sistema médico y técnico.
Cuanto más son profundas e irreversibles las consecuencias de estas tecnologías, tanto más nuestra lucha debería ser radical y debería llegar en profundidad, conscientes que en el nuevo mundo que están construyendo, o de-construyendo, tendremos siempre más que ver con quimeras y con hijas que, aunque no dejen de ser hijas, serán del Estado y del capital tecnoindustrial, que reivindicarán su gestación dentro de su proprio regazo- el laboratorio- y luego reivindicarán su control y gestión. Estamos entregando la dimensione procreativa en las manos de tecno-científicos, biotecnologías, y clínicas de reproducción.
Cuanto tendremos que esperar antes que colosos como Bayer-Monsanto aposten para este sector?
Las consecuencias llegan mucho más allá que la procreación, así como para los organismos modificados o las partículas nanotecnológicas liberadas en el ambiente las consecuencias llegan más allá que la gravísima nocividad para la salud y el ecosistema. Nos encontramos delante de una profunda trasformación de toda la sociedad. Podemos imaginar estas tecnologías como nudos en que se entrelazan distintas dimensiones creando una red en que se desarrolla el sistema tecnocientífico, en que se está planeando y construyendo un mundo siempre más informatizado, ingenierizado, nanotecnológico y artificial, con un ser humano vaciado, homologado y domesticado.
Parece que el sistema haya comprendido bien la apuesta y que no tenga ninguna intención de renunciar. Es nuestro compito comprenderla y oponernos, con fuerza, a ese proceso que intentan hacernos creer que sea ineluctable. Conscientes que si no luchamos ya ahora, mañana será demasiado tarde.
Como «Collettivo Resistenze al Nanomondo» (Colectivo Resistencias al Nanomundo) en nuestra trayectoria de análisis critica y oposición a las tecnociéncias no podíamos no interesarnos por la procreación artificial del ser humano y hemos traducido el libro francés «La riproduzione artificiale dell’umano» (la reproducción artificial del ser humano) de Alexis Escudero.
Como «Assemblea Ortiche» (Asamblea Ortigas) a Bergamo, el 25 noviembre, el día internacional contra la violencia a las mujeres, hemos realizado la primera iniciativa en Italia en contra de la gestación por sustitución y la procreación asistida: una concentración en que hemos repartido un texto, una exposición y luego un debate. Una iniciativa sumergida en el silencio ensordecedor del contexto italiano que pesa en el desarrollo de un debate real y de una crítica sin clichés, prejuicios y cierres ideológicos.
Este verano el 22-23-24 de junio en Italia se hará la primera «CAMPAMENTA FEMINISTA CONTRA LA REPRODUCCION ARTIICIAL Y EL SISTEMA QUE LA HACE NECESARIA». Somos parte de la organización un grupo de mujeres provenientes de trayectoria políticas distintas: entre nosotras hay lesbianas, feministas, anarquistas, ecologistas, antiespecistas. Tres días solo entre mujeres en que desarrollar y compartir análisis y experiencias privilegiando un enfoque interseccional; los contenidos de los debates variarán desde el análisis critico al
[1]Escudero A. (2017), La riproduzione artificiale dell’umano, Ortica Editrice, p. 51
[2]Escudero A. (2017), op. cit., p. 21